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La función fisiológica del dolor es señalar al sistema nervioso que una zona del organismo está expuesta a una situación que puede provocar una lesión. Esta señal de alarma desencadena una serie de mecanismos cuyo objetivo es evitar o limitar los daños y hacer frente al estrés.
En este sentido, el dolor es un mecanismo de comunicación con el medio externo que nos permite conocer los límites para la auto preservación. Sin embargo, el hecho de que existan vías y centros nerviosos que canalizan la experiencia dolorosa para advertirnos del entorno, no quiere decir que el Dolor sea una experiencia inmanente a la vivencia del ser humano. Lo normal es que vivamos sin dolor.
El dolor es actualmente un elemento del día a día, todos vivimos o experimentamos el dolor de alguna forma u otra, pero ya no solo como un referencial comunicativo con el exterior, sino como un dolor introspectivo, interno; que nos acompaña habitualmente por nuestra forma de vivir, por nuestro estilo de vida.
Siempre que tengamos un dolor podemos preguntarnos: ¿Qué tipo de vida estoy llevando para que aparezca este dolor? ¿En que medida yo colaboro o en que ambiente estoy viviendo, que me obliga a ser de una determinada forma y que me hace finalmente padecer dolor?. En esa medida yo puedo colaborar a variar algunos estilos de vida, para que no sean favorecedores del dolor.
El dolor bajo estas dimensiones comprende una condición vivencial del ser humano, en la cual la forma de comer, la forma de pensar, sentir, relacionarse, la calidad de humor, entre otras variables, pueden ocasionar dolor como mecanismo que esta vez indica una posible amenaza interna para el ser.
Por ejemplo un dolor de cabeza se puede originar por un enfado, por exceso de trabajo, por comer mucho chocolate, etc.
Es bueno tener claro este concepto del dolor porque nos recuerda mediante la alarma que implica, que no estamos donde nos corresponde estar. Nos indica que estamos pateando la misma piedra en alguna faceta de nuestras vidas y no nos estamos dando cuenta.
El dolor nos llama a cambiar en función de nuestra autentica naturaleza, en torno a quienes somos realmente y que es lo que nos toca realizar en este mundo.
El origen del dolor es una ruptura que hace el hombre con la propia vida, al crear una realidad ajena. Esto va a generar un desarrollo de enfermedades y, como consecuencia una expresión de dolor.
Referencias Bibliográficas:
- Sistemas de Regulación Energética de Medicina Tradicional China; J. L. Padilla Corral, 2005.